El Caso Caldera

Gente sin escrúpulos y del peor nivel que habíamos visto en Zacatecas no puede quedar impune.

El Caso Caldera

TRASCIEDEN todos los días expresiones de auténtica angustia por parte de personas que laboran en distintas oficinas del gobierno estatal. El terrorismo laboral que incluso se abordó ya en la Legislatura del Estado distingue a la "nueva gobernanza" con actitudes absolutamente reprobables.

CASOS hay muchos pero quiero abordar uno en especial que representa una auténtica ofensa porque se trata de un hombre que le ha dado mucho a Zacatecas, que fundó el área de Protección Civil en el estado y que se distingue por su trato fino y un desempeño profesional respetuoso y digno.

AGRESIVOS sin ninguna necesidad de serlo, han llegado los cercanos a David Monreal Ávila. El comandante Juan Antonio Caldera fue relevado del cargo como titular, lo que era previsible, pero no así la forma déspota y la agresividad con que literalmente "lo sacaron" de la Coordinación.

EN EL momento menos esperado un tipejo que acompañaba al nuevo titular lo encontró en la sede del organismo y de inmediato le dijo que no tenía nada que hacer en las oficinas y que esperara afuera cualquier cosa que tuviera que esperar.

TERRORISMO y arrogancia no pueden callarse por eso yo retomo el asunto, pues el viernes pasado el comandante Caldera fue citado por la Coordinación Jurídica para informarle que tenía que firmar forzosamente su retiro voluntario, o bien, le darían su liquidación.

MUCHA indignación la que provoca esta clase de comportamiento que raya en un abuso ante el cual no podemos permanecer en silencio y que reclama, incluso, la rápida intervención de los diputados si es que en verdad están comprometidos con los zacatecanos que los llevaron a la LXIV Legislatura.

GENTE sin escrúpulos y del peor nivel que habíamos visto en Zacatecas no puede quedar impune. Al comandante Caldera le advirtieron que no será posible reubicarlo en área alguna "porque necesitan su plaza" y que si no se acoge al retiro voluntario tendrá que conformarse con la liquidación.

EXPERIMENTA la burocracia un momento crítico en extremo. Un hombre como el comandante Caldera merece no solamente respeto sino el reconocimiento público por todo lo que hizo en favor de nuestra querida tierra. Me hago portavoz de ello y estoy segura que la sociedad zacatecana estará de acuerdo.

EN SU delirio de absurda grandeza quienes toman el control de casos específicos como este arrastran a un hombre del que personas allegadas me han recordado que es "un gran ser humano", hablo naturalmente, de David Monreal Ávila. No creo que él gire semejantes instrucciones.

TRABAJO es un término que podemos honrar con toda dignidad y ese es el caso del comandante Juan Antonio Caldera. Entiendo que en el arribo de un nuevo gobierno se cierran ciclos pero lo que denuncio con gran indignación es la forma que, como digo siempre, en política es fondo. Que detestable.