Fiestas en Jerez
JEREZ y sus comunidades nos han presentado una imagen cada vez más deteriorada con episodios sangrientos que han captado la atención mediática estatal, nacional e internacional. Desde el abandono de Sarabia hasta la balacera del "Venadito", la tierra de López Velarde se convirtió en zona de alto riesgo.
SUFRE la población jerezana y su altísima comunidad migrante un sentimiento de profunda impotencia y gran indignación pasando por el miedo extremo que provocan los actos violentos, con desaparecidos, robos a mano armada y un ambiente desfavorable para los habitantes del lugar.
DEMASIADO soportar ya la insuficiente respuesta de las autoridades ¿Recuerdan a David diciendo que ni Obama sabría cuándo podrían volver los desplazados? Con un gobernador y un presidente municipal morenistas que no reaccionan como la ciudadanía demanda el panorama es demasiado gris.
Y EL ALCALDE Humberto Salazar, no puede o no quiere dar la cara de una manera digamos digna, ante la población que pide a gritos seguridad. Su caso me remite a Fresnillo donde su homólogo Saúl Monreal no ha soltado el timón, ejerce liderazgo y lucha por atención de las autoridades estatales y nacionales.
DECEPCIONA mucho que Salazar no tenga la capacidad para equilibrar los problemas con sus proyectos festivos. Naturalmente la opinión pública es desfavorable cuando este personaje anuncia un carnaval, una pamplonada y una feria como si la situación en Jerez fuera la mejor.
A LA POBLACIÓN deben las autoridades responder y evitar los espacios para la frivolidad. Yo pienso que si van a llevarse a cabo eventos como los mencionados, paralelamente deben presentarse estrategias de seguridad viables y mínimamente atender las marchas pero Salazar no lo hace.
POR MUCHAS ventajas que esta clase de celebraciones reporten a los lugares donde se llevan a cabo, lo cierto es que en el ánimo general pesa mucho más el temor a sucesos peligrosos y planear fiestas cuando el entorno es inseguro resulta contradictorio y hasta absurdo.
RAZONES desde luego las hay para programar una y otra fiesta, la reactivación económica es necesaria pero, reitero, el alcalde no ha podido complementar sus proyectos al respecto con una política convincente que haga sentir protegidos a los jerezanos y a los potenciales visitantes.
MIENTRAS las familias lloran a sus muertos y claman por los desaparecidos es imposible entusiasmarse, obviamente habrá excepciones y personas que no cargan con la misma pena de los afectados; lamentablemente y aunque a las autoridades les moleste, la percepción es mayoritariamente negativa.
PLANEA pues Humberto Salazar seguir adelante convencido seguramente de que está haciendo lo correcto. Yo otorgo el beneficio de la duda pero insisto en la urgencia de presentar al menos un discurso que convenza sobre la pertinencia de las fiestas y compense el dolor de quienes padecen por la violencia.
FESTEJOS los habrá siempre pero no pueden convertirse en una especie de cortina de humo que sugiera bonanza y tranquilidad cuando no es así. Recibo permanentemente información de casos lamentables ocurridos en Jerez y naturalmente rebasan con mucho la actitud del alcalde. Que terrible.