La Glosa
TERMINÓ el desfile de funcionarios ante diputados en comparecencias de primera y segunda (unas en el pleno y otras en comisiones) respondiendo quién sabe a qué lógica. En todo caso, fueron escasas las excepciones de quienes reportaron buenos resultados.
LA GLOSA de por sí no tiene ningún sentido pero en este tiempo mucho menos. Han transcurrido tres años de un gobierno realmente catastrófico donde solo funciona bien la Secretaría de Finanzas y comienza a reconocerse la de Educación o la del Agua y Medio Ambiente.
DEL INFORME ni por enterados. Lo que hizo David Monreal el ocho de septiembre fue lanzar un mensaje demagógico, por una parte, y omiso por la otra sin abordar los temas de interés para Zacatecas ni reportar algo que sea congruente con una verdadera "gobernanza".
UN EJERCICIO como el que protagonizan los diputados y los integrantes del gabinete no llena el enorme vació que genera el llamado "gobernador" y que idealmente debiera trascender si los legisladores, en realidad estudiaran el informe y nos dijeran lo que encontraron.
INÚTIL en todos los sentidos desde el informe mismo hasta la llamada glosa donde los actores principales no cumplen con su respectiva obligación mientras los zacatecanos mostramos indiferencia y apatía hartos de una "clase política" mediocre y limitada.
NI DIPUTADOS que cumplan al menos con la obligación de analizar el documento del informe ni asesores que se ocupen al respecto, o por lo menos no lo demuestran al estar frente a quienes supuestamente tendrían que explicar cada rubro.
NI FUNCIONARIOS que les hagan la tarea. Exceptuando a los titulares de las áreas ya mencionadas que hicieron la excepción, repito, y que trabajan en un Zacatecas sumido en el peor de los tiempos con más del 44 por ciento de su población en pobreza como lo dijo el priista Carlos Peña Badillo.
LLENAN sus espacios con frivolidad total y con discursos que no corresponden en nada a su responsabilidad como la desafortunada participación del Secretario de la Función Pública, enfocado en señalar tiempos pasados aferrado a una confrontación con señalamientos que jamás se comprobaron.
LA EXPECTATIVA ciudadana simplemente no existe. La gente está ocupada en salir adelante con una vida cada día más cara y en un ambiente cada vez más intimidante por los sucesos criminales que hielan la sangre por sus características, lugares y horarios.
MÍNIMA esperanza queda ya en algún cambio por parte de quienes tienen la obligación de llevarlo a cabo para justificar su presencia en espacios a los que llegaron por un voto popular que ha sido resultado de la inercia, la dádiva o el amiguismo.
EN ZACATECAS prevalece el pesimismo, la apatía y el desdén por todo lo que signifique politiquería (porque llamarlo política es ambicioso en extremo) y cada día nos hundimos más y más sin empleos, sin progreso, sin oportunidades y sin respuestas. Así las cosas.