Mi Prioridad
NO PUEDO recomenzar la entrega de mis opiniones cotidianas abordando el desaseado y vergonzoso proceso interno que exhibió a Morena como lo que es: un concentrado de vicios reciclados que contradicen la supuesta transformación que enarbolan sus patéticos protagonistas y su incierta militancia.
NI QUIERO recrear el reciente pronunciamiento del PRD exhortado a Ricardo Monreal Ávila a integrarse a sus filas; tampoco deseo recordar hechos delictivos que involucran a niños abatidos por la violencia que a pesar de todo parece habernos dado una pequeña tregua que deseo sea duradera.
HABLAR HOY de los temas que mis colegas y yo encontramos relevantes en el círculo rojo en que nos movemos, no representa para mí la mejor alternativa editorial cuando atravieso por uno de los momentos más alarmantes de mi vida al ver a mi madre enfermar a extremos para los que nadie estamos preparados.
DE POLÍTICA me ocuparé cuando esté en condiciones de hacerlo y por lo pronto sin continuidad diaria porque todo mi tiempo está enfocado en la maestra Lidia Montañez Isais que está dándonos lecciones de fortaleza, de entereza, de reciedumbre y de fe inquebrantable.
NECESITO compartir mi experiencia. Las opiniones públicas también exigen empatía con los seres humanos que soñamos con mejores condiciones de vida, que nos enfrentamos a momentos trágicos y que anhelamos bienestar especialmente cuando la adversidad nos alcanza como me ocurre ahora mismo.
HABLAR de las vivencias fuertes como la mía puede ser de utilidad para corregir fallas inadmisibles y asignaturas pendientes como las que palpé por primera vez de manera directa en el caso de la Cruz Roja Mexicana a la que quiero hoy rendir homenaje exigiendo enérgicamente que sea fortalecida ya.
DE LA VIDA y de los sucesos que la mueven solemos perder de vista los más esenciales, los que duelen, los que nos sorprenden de un momento a otro, los que nos hacen ver qué lejos estamos de alcanzar un nivel digno para atender a nuestros enfermos en emergencia a través de tan benemérita institución.
Y DE LA calidad humana de los grandes profesionales de la medicina sólo podemos razonar cuando los vemos actuar como lo han hecho el geriatra Enrique Aréchiga, el urgenciólogo Carlos Díaz, el hematólogo Misael Ureño, el gastro enterólogo Edgardo Díaz y el doctor Mauro Huerta Arreola.
REALIDAD aparte, insisto, la de la Cruz Roja Mexicana. Mi reconocimiento público a Sergio Alejandro Rentería, Luis, Lourdes y Alexander. Su vocación de servir es encomiable y su desempeño heroico. Tienen su base en Guadalupe y moverse en una ambulancia tan deteriorada es una hazaña.
DOLOROSA la manera en que estos hombres y mujeres entregan su propia vida por la de otros. Hago un enérgico llamado, reitero, a las autoridades a entender la importancia de este respaldo social y canalizar recursos más allá de la buena voluntad ciudadana.
Y CRUEL la situación para quienes no tienen, como yo, condiciones para salir adelante. El tema de salud urge acciones mucho más eficaces. No es justo sobrevivir a nuestras penas y nuestros dolores con tantas desventajas. Estaré con ustedes en momentos coyunturales. Ahora, comprenderán, mi prioridad es otra.