Murillo Ruiseco
Francisco Murillo Ruiseco, como Fiscal, enfrentó dificultades debido a recortes presupuestales durante tiempos de desafíos con gobiernos arbitrarios e irracionales.
SI ALGO afrontan quienes procuraran justicia, hoy fiscales supuestamente autónomos, es el señalamiento negativo y el rechazo generalizado -o individual, por alguna experiencia desfavorable-, de modo que resulta imposible encontrar manifestaciones de respaldo para ellos.
SUFRIÓ Francisco Murillo Ruiseco, como Fiscal, esta circunstancia agudizada por recortes presupuestales en tiempos de retos inéditos con gobiernos arbitrarios e irracionales al momento de tomar decisiones ante el tema de temas que requiere mayor apoyo.
EL FISCAL anunció su renuncia planteando un precedente pues el suyo es un cargo a cubrir por un período específico, sin embargo la posibilidad, o eventualmente la exigencia de que se vaya, no es tema nuevo y ya se materializa provocando reacciones bastante previsibles.
MURILLO ha dicho que es una decisión estrictamente personal pero es inevitable especular sobre una posible determinación tomada por el Ejecutivo y la saltimbanqui que fue figura central en episodios lamentables por su evidente interferencia en demandas contra periodistas.
FUE el caso del ex alcalde de Guadalupe, prófugo, el más complejo que vivió Murillo tratándose de un personaje estrechamente ligado al círculo poderoso y mediocre; imposible prescindir de esta condición al momento de afrontarlo desde el ámbito de la Fiscalía.
LA PRESIÓN social y también la del poder no es asunto menor, Murillo lo padeció maniatado incluso en la exposición ante medios con declaraciones que debió acotar para no incomodar aún a costa de su propia imagen y esa es una situación recurrente cuando se impone la consigna.
EN TODOS los asuntos sensibles y delicados este zacatecano de buena cuna que recibió un gran ejemplo de su padre, del mismo nombre, trabajó contra viento y marea, contra recortes presupuestales y contra la percepción que, difícilmente le será favorable.
LOS ÁMBITOS de competencia que establecen autonomía se han desdibujado señaladamente en este tiempo y por otra parte, la asignación de recursos -dependiente del Ejecutivo y también del Legislativo (caóticos los dos)-, nunca fue justa para una institución tan relevante en el tiempo de Murillo.
ASÍ LLEGÓ -limitado desde el principio-, sin dinero ni para llenar los tanques de gasolina de vehículos viejos y un personal demandante de mejores salarios que protagonizó protestas y que se enfrenta a la incertidumbre con su salida en la lógica de los compromisos establecidos con él.
ASÍ SE IRÁ este servidor público que transitó de la Procuraduría a la Fiscalía. Le tocó consolidar el sistema de justicia penal y ahora genera voces de diputados que le exigen comparecer ante el pleno, para hacerle señalamientos y reproches en muy predecibles discursos de coyuntura.
MUY COMPEJO el escenario durante los siete años que Murillo le dedicó al área. Podrán echarle en cara muchas cosas pero nunca exhibirlo por malversación de dinero público. Resistió embates de todo tipo y su anunciada renuncia volvió a despertar a los antagonistas de su muy complicado desempeño.