Un Dictador
DOMINADO completamente por su personalidad dictatorial Andrés Manuel López Obrador insiste en usar todo el poder contra la crítica que venga de quien venga y tenga el propósito que tenga, no puede callarse con el abuso irracional y enloquecido del poder presidencial.
POR SUS propios antecedentes de una lucha prolongada que le valió persecución y espionaje personal y familiar, tendría que entender como nadie lo que significa acorralar como lo está haciendo ahora con un periodista al que ha llamado mercenario condenándolo por ingresos obtenidos en el sector privado.
EMOCIONES como las que están dominándolo no corresponden al carácter y el temple a que obliga su investidura. Mantiene el ataque feroz y desproporcionado contra Carlos Loret de Mola pero no supera la raíz del asunto y en efecto, como leí en una de muchas opiniones, pasó de víctima a victimario.
AMLO pretende sembrar odio entre la gran mayoría de periodistas y los que se mueven en la que él llama élite donde, según dice, los usan como "golpeadores". Si fuera el caso, en el gremio no tendríamos que condenarlos. Cada quien hace lo que quiera con su vida y sus talentos.
TRANSGREDIÓ las leyes que se comprometió a respetar y hacer respetar y entre las que se encuentra la protección de datos personales llegando a solicitar al INAI publicitar información a lo que naturalmente le han respondido que no, dándole una lección de respeto a los ordenamientos que tanto han costado en este país.
LAS LEYES no establecen excepciones para los presidentes susceptibles al cuestionamiento mediático. La Casa Gris de Houston es un hecho que contradice el discurso de austeridad, honrosa medianía juarista y la descalificación a quienes optan por una vida de lujos, la misma que lleva su propio hijo.
Y USÓ Andrés Manuel el escaparate de su mañanera para responder al tema con ataques fuera de toda lógica y todo control antes que promover una explicación de parte del aludido cuyos ingresos, según ha dicho escuetamente, provienen, para colmo, de la empresa de otro allegado al gobierno transformador.
TODO ha sido lamentable. La actitud del presidente le ha valido la designación de su tiempo como el de una democracia autoritaria en la que un reportaje periodístico nos ha permitido observar el resentimiento como el peor enemigo presidencial, punto de vista que comparto.
EL PODER manejado como lo está haciendo Andrés Manuel no puede corresponder a los principios que dice enarbolar. Sus incondicionales de todo el país saben muy bien que la desmedida reacción es incorrecta y sin embargo la justifican. Que desagradable.
CONTRA un periodista que ahora mismo encarna el peligro que corren todos los que se atrevan a descalificar al presidente, no puede continuar este ataque desmedido. Es verdad que López Obrador sigue muy bien calificado pero también es cierto que existe un sector que no lo aprueba.
UN INDIVÍDUO por muy presidente que sea, no tiene derecho a infringir las leyes. Aunque llore rememorando su pasado no evitará el señalamiento obligado por lo que está haciendo al deslegitimar a sus críticos y a sus adversarios. La democracia admite las diferencias. Si no lo entiende simplemente es un dictador.